A pesar de todo el placer que aporta el sentido del gusto, los mecanismos detrás del mismo son subestimados.
Piensa en un aficionado al vino metiendo la nariz en la copa antes de tomar el primer sorbo. O en un niño que se tapa la nariz para tragarse los alimentos desagradables más fácilmente.
Pero, ¿cómo y por qué se relacionan el gusto y el olfato?
El olfato puede afectar tu percepción del sabor de dos maneras: como parte constitutiva de ese sabor o como fuerza moduladora. En el primer caso, el olor es parte del sabor en sí. Y en este último, un olor altera o ajusta la percepción de un sabor.
¿Recuerdas que los receptores gustativos solo pueden registrar cinco sabores distintos? Bueno, la nariz no conoce tales límites.
Pero decir que esto es vainilla o decir que esto huele a naranja, o que esto huele a pasitas no es tan interesante como saber porqué huele a naranjas, porqué huele a vainillas, porqué huele a pasitas, porqué huele a tierra,
porqué huele a humo.
Quien se adentra en ese mundo entiende que conocer lo que compone cada whisky, —su aroma, sabor, carácter—, ayuda a que se disfrute y aprecie lo que se está tomando.
Saber el porqué te ayudará a apreciar el Whisky.
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